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FACUNDO, EVITA Y PERON, UN SOLO CORAZON!!!!!!!!
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FACUNDO, EVITA Y PERON, UN SOLO CORAZON!!!!!!!!
Facundo Cabral, su madre, Tandil, Perón y Eva
Facundo cuenta esta parte de su historia y su relación con la historia grande y su pago chico de la infancia. Fue asesinado hace pocas horas en Guatemala. Juan Manuel Strassburger lo entrevistó en su momento para Tiempo Argentino. Vuelve a recordar ese encuentro con Perón que le cambiaría radicalmente la vida que transcurría en Tandil junto a su madre.
Cualquiera pensaría que el lugar donde vive Facundo Cabral, una suite del cuidado Hotel Suipacha, está repleto de discos. Pero no: lo primero que se ve apenas se ingresa al hogar de este hombre que recorrió el mundo con su criolla y canciones como “Yo no vendo, yo no compro”, “Vuele bajo” y “No soy de aquí, ni soy de allá”, todas traducidas en varios idiomas y repetidas de memoria en cualquier fogón, es una pared llena de libros. Y al costado otra. Y otra. “Lo que pasa es que yo soy un cronista más que un músico. Soy más colega de ustedes que de Silvio Rodríguez”, explica Cabral, que no fue a la escuela y aprendió a leer y escribir recién a los 14 años, cuando un jesuita lo rescató de las peleas callejeras en Tandil y le inculcó el amor por la literatura y la filosofía.
“Las comparación con ustedes, los periodistas, no es tan loca”, sigue el cantautor. “A mí me toca ir por el mundo contando todo. ¿Y qué hacen ustedes? Lo mismo. La que pasa es que ustedes publican en un diario y yo en un álbum o en el escenario. Lo mío es un periódico oral. Aunque yo, a diferencia de ustedes, siempre elijo las mejores noticias. No me doy el lujo de publicar todas las que veo. Soy parcial. Cuento lo mejor que viví. Nunca lo peor.”
–¿Es una decisión ética?
–Sí, absolutamente. Podría contar situaciones terribles. No sólo las que vi, sino las que viví. Las que conocen mis amigos y las que me infringieron. Pero jamás me vas a escuchar cantando sobre eso.
–¿Por qué?
–Porque somos lo que repetimos. Me lo enseñaron los antiguos chinos cuando decían: no escuches el mal, no digas el mal, no leas el mal. Para mí eso es una ley. Porque cuando repito soy “socio” de lo que digo. Y cuando pasa eso es como si ya lo estuviera haciendo.
Cerca de cumplir 73 años, la salud de Facundo Cabral le jugó algunas malas pasadas en el último tiempo. Primero fue un cáncer que logró superar con mucho esfuerzo, y luego problemas en la vista y en su pierna derecha, que lo obligaron a usar un bastón y espaciar sus actuaciones hasta prácticamente reducir su cantidad a un puñado por año. “En cada función me va a estar acompañando una personalidad distinta. Un amigo. Porque creo en el diálogo. Me gusta lo que pasa cuando conversan dos que se conocen”, describe el show. Y la producción certifica que es real: que Cabral no tiene la menor idea de quiénes se sentarán con él en el teatro: “Para mí mejor, así me sorprendo”, dice sentado en su escritorio.
Facundo Cabral se levanta y camina hasta la pared donde cuelga una foto enmarcada de Perón y Evita en un descapotable saludando a la multitud. La imagen esta fechada en La Plata el 17 de noviembre de 1946 y registra los segundos previos al encuentro que tuvo el cantautor con ambos íconos nacionales. “Yo vivía en el campo. Éramos muy pobres. No tenía padre y mi madre ya había perdido a dos de mis hermanos. Por eso no tenía idea de quiénes eran Perón y Evita. Sólo sabía que eran el presidente, la señora, y que el pueblo los amaba. Pero nada más”. El autor de “Vuele bajo” todavía se emociona cuando recuerda ese momento. “Nunca más vi una mujer así. Y eso que he conocido a mujeres bellísimas, cultas, finísimas, Grace Kelly, por ejemplo, pero reina como Eva, ninguna. Conocerla me abrió muchas puertas. Todos después me preguntaban cómo era ella. Desde María Teresa de Calcuta a Ray Bradbury, todos.”
Cabral cuenta que al día siguiente de ese encuentro, Evita lo recibió en su despacho y apenas lo vio le dijo: “Tuvimos suerte. Conseguimos una escuela de Tandil en donde tu mamá va a trabajar de celadora. Estos tres señores te van a acompañar. Y esta carta se la llevás a tu madre y se la das al intendente.”
“Te imaginarás cómo me recibieron en Tandil. A mi madre la trataron como a una celebridad. Y la verdad es que ese encuentro con Perón y Evita me salvó la vida. Yo nací ese día. Nunca había visto semejante manifestación de amor. Y me dije: carajo, el amor gobierna. Yo pensaba que estaba condenado a morir sin saber por qué. Pero ahí supe que la Navidad era de todos y que el desayuno era todos los días.”
Pero la historia no terminó ahí. Varios años después, siendo ya Cabral un músico hecho y derecho, un día, de paso por España, se encuentra de casualidad con Jorge Cafrune, que aprovecha para llevarlo a la televisión. “Era el año ’72. No me conocía nadie en España. Pero canto un tema, hablo un poco con el conductor y antes de irme me dicen: ‘¿Sabe usted que este programa lo mira Perón? ¿Por qué no le dice unas palabras? Y ahí me acerqué a cámara y conté toda la historia. Al aire. Y la repercusión fue inmensa. La gente me paraba en la calle diciéndome que me habían visto en la televisión y que yo era el ahijado de Perón. Cafrune me decía: ‘¡Viste! Yo te dije que tenías que venir a España!’”
–¿Y Perón qué te dijo? ¿Se enteró?
–Sí. Al poco tiempo un allegado suyo me abrazó y me dio una carta de siete páginas escritas a mano por él y me dijo: “El General está maravillado con vos porque dice que vos tenés lo que más aprecia: la buena memoria. Sos como un gaucho que paga siempre sus cuentas.” Quedamos en que compartíamos un asado. Pero al poco tiempo Perón volvió a la Argentina y nunca más pude tomar contacto con él.
http://www.elespejoserrano.com.ar/pirulos/3975.html
Facundo cuenta esta parte de su historia y su relación con la historia grande y su pago chico de la infancia. Fue asesinado hace pocas horas en Guatemala. Juan Manuel Strassburger lo entrevistó en su momento para Tiempo Argentino. Vuelve a recordar ese encuentro con Perón que le cambiaría radicalmente la vida que transcurría en Tandil junto a su madre.
Cualquiera pensaría que el lugar donde vive Facundo Cabral, una suite del cuidado Hotel Suipacha, está repleto de discos. Pero no: lo primero que se ve apenas se ingresa al hogar de este hombre que recorrió el mundo con su criolla y canciones como “Yo no vendo, yo no compro”, “Vuele bajo” y “No soy de aquí, ni soy de allá”, todas traducidas en varios idiomas y repetidas de memoria en cualquier fogón, es una pared llena de libros. Y al costado otra. Y otra. “Lo que pasa es que yo soy un cronista más que un músico. Soy más colega de ustedes que de Silvio Rodríguez”, explica Cabral, que no fue a la escuela y aprendió a leer y escribir recién a los 14 años, cuando un jesuita lo rescató de las peleas callejeras en Tandil y le inculcó el amor por la literatura y la filosofía.
“Las comparación con ustedes, los periodistas, no es tan loca”, sigue el cantautor. “A mí me toca ir por el mundo contando todo. ¿Y qué hacen ustedes? Lo mismo. La que pasa es que ustedes publican en un diario y yo en un álbum o en el escenario. Lo mío es un periódico oral. Aunque yo, a diferencia de ustedes, siempre elijo las mejores noticias. No me doy el lujo de publicar todas las que veo. Soy parcial. Cuento lo mejor que viví. Nunca lo peor.”
–¿Es una decisión ética?
–Sí, absolutamente. Podría contar situaciones terribles. No sólo las que vi, sino las que viví. Las que conocen mis amigos y las que me infringieron. Pero jamás me vas a escuchar cantando sobre eso.
–¿Por qué?
–Porque somos lo que repetimos. Me lo enseñaron los antiguos chinos cuando decían: no escuches el mal, no digas el mal, no leas el mal. Para mí eso es una ley. Porque cuando repito soy “socio” de lo que digo. Y cuando pasa eso es como si ya lo estuviera haciendo.
Cerca de cumplir 73 años, la salud de Facundo Cabral le jugó algunas malas pasadas en el último tiempo. Primero fue un cáncer que logró superar con mucho esfuerzo, y luego problemas en la vista y en su pierna derecha, que lo obligaron a usar un bastón y espaciar sus actuaciones hasta prácticamente reducir su cantidad a un puñado por año. “En cada función me va a estar acompañando una personalidad distinta. Un amigo. Porque creo en el diálogo. Me gusta lo que pasa cuando conversan dos que se conocen”, describe el show. Y la producción certifica que es real: que Cabral no tiene la menor idea de quiénes se sentarán con él en el teatro: “Para mí mejor, así me sorprendo”, dice sentado en su escritorio.
Facundo Cabral se levanta y camina hasta la pared donde cuelga una foto enmarcada de Perón y Evita en un descapotable saludando a la multitud. La imagen esta fechada en La Plata el 17 de noviembre de 1946 y registra los segundos previos al encuentro que tuvo el cantautor con ambos íconos nacionales. “Yo vivía en el campo. Éramos muy pobres. No tenía padre y mi madre ya había perdido a dos de mis hermanos. Por eso no tenía idea de quiénes eran Perón y Evita. Sólo sabía que eran el presidente, la señora, y que el pueblo los amaba. Pero nada más”. El autor de “Vuele bajo” todavía se emociona cuando recuerda ese momento. “Nunca más vi una mujer así. Y eso que he conocido a mujeres bellísimas, cultas, finísimas, Grace Kelly, por ejemplo, pero reina como Eva, ninguna. Conocerla me abrió muchas puertas. Todos después me preguntaban cómo era ella. Desde María Teresa de Calcuta a Ray Bradbury, todos.”
Cabral cuenta que al día siguiente de ese encuentro, Evita lo recibió en su despacho y apenas lo vio le dijo: “Tuvimos suerte. Conseguimos una escuela de Tandil en donde tu mamá va a trabajar de celadora. Estos tres señores te van a acompañar. Y esta carta se la llevás a tu madre y se la das al intendente.”
“Te imaginarás cómo me recibieron en Tandil. A mi madre la trataron como a una celebridad. Y la verdad es que ese encuentro con Perón y Evita me salvó la vida. Yo nací ese día. Nunca había visto semejante manifestación de amor. Y me dije: carajo, el amor gobierna. Yo pensaba que estaba condenado a morir sin saber por qué. Pero ahí supe que la Navidad era de todos y que el desayuno era todos los días.”
Pero la historia no terminó ahí. Varios años después, siendo ya Cabral un músico hecho y derecho, un día, de paso por España, se encuentra de casualidad con Jorge Cafrune, que aprovecha para llevarlo a la televisión. “Era el año ’72. No me conocía nadie en España. Pero canto un tema, hablo un poco con el conductor y antes de irme me dicen: ‘¿Sabe usted que este programa lo mira Perón? ¿Por qué no le dice unas palabras? Y ahí me acerqué a cámara y conté toda la historia. Al aire. Y la repercusión fue inmensa. La gente me paraba en la calle diciéndome que me habían visto en la televisión y que yo era el ahijado de Perón. Cafrune me decía: ‘¡Viste! Yo te dije que tenías que venir a España!’”
–¿Y Perón qué te dijo? ¿Se enteró?
–Sí. Al poco tiempo un allegado suyo me abrazó y me dio una carta de siete páginas escritas a mano por él y me dijo: “El General está maravillado con vos porque dice que vos tenés lo que más aprecia: la buena memoria. Sos como un gaucho que paga siempre sus cuentas.” Quedamos en que compartíamos un asado. Pero al poco tiempo Perón volvió a la Argentina y nunca más pude tomar contacto con él.
http://www.elespejoserrano.com.ar/pirulos/3975.html
Martuchi- Mensajes : 382
Puntos : 6288
Reputación : 803
Fecha de inscripción : 15/06/2011
Edad : 73
Localización : Ciudad de Buenos Aires
Re: FACUNDO, EVITA Y PERON, UN SOLO CORAZON!!!!!!!!
Comparto tus sentimientos, amiga.
Qué pena que se nos vayan los buenos!, pero seguramente ya debe estar junto a los que le precedieron en la partida...
Y serán los que nos acompañen y guíen, en esta tarea de pensar y luchar por los mismos ideales de patria, que están movilizando a los que sienten de verdad, anteponiendo a todo y primordialmente, ese afán de jugarse para hacer algo grandioso, para seguir avanzando en cosas muy buenas, importantes, para los hijos de esta tierra; especialmente para los que habían quedado olvidados de todos los gobiernos, que anduvieron "de visita"y se lavaron las manos como unos cretinos, antes que cumplir con sus responsabilidades y obligaciones.
¡Y claro que sí, que vivan Facundo Evita y Perón, un solo corazón! ¡Y Néstor Kirchner, flor de cumpa inolvidable y querido!.
Qué pena que se nos vayan los buenos!, pero seguramente ya debe estar junto a los que le precedieron en la partida...
Y serán los que nos acompañen y guíen, en esta tarea de pensar y luchar por los mismos ideales de patria, que están movilizando a los que sienten de verdad, anteponiendo a todo y primordialmente, ese afán de jugarse para hacer algo grandioso, para seguir avanzando en cosas muy buenas, importantes, para los hijos de esta tierra; especialmente para los que habían quedado olvidados de todos los gobiernos, que anduvieron "de visita"y se lavaron las manos como unos cretinos, antes que cumplir con sus responsabilidades y obligaciones.
¡Y claro que sí, que vivan Facundo Evita y Perón, un solo corazón! ¡Y Néstor Kirchner, flor de cumpa inolvidable y querido!.
Isabelita- Mensajes : 1343
Puntos : 8651
Reputación : 1150
Fecha de inscripción : 30/06/2011
Edad : 81
Localización : Gran Buenos Aires
¡¡¡HASTA PRONTO FACUNDO!!!
D’Amico Presidente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires. Adiós a Facundo Cabral
Cómo llegar muy alto volando bajito
Publicado el 12 de Julio de 2011
Por Juan Carlos D’Amico Presidente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
No pretendía ser inteligente y lo era. Tenía todas las razones para estar resentido con la vida y no lo estaba. Andaba por lo alto de la consideración de todo un pueblo, pero a él le gustaba volar bajito.
Aunque todos nos parecemos, nadie duda de que cada ser humano es único. Pero hay algunos que no se parecen a nadie. Facundo Cabral fue uno de ellos. No pretendía ser inteligente y lo era. No ostentaba ilustración pero era un hombre cultísimo. Tenía todas las razones para estar resentido con la vida y no lo estaba. Andaba por lo alto de la consideración de todo un pueblo, pero a él le gustaba volar bajito.
Si uno quería charlar con él, más bien escucharlo, tenía que estar dispuesto a bajar un cambio. Sus frases parecían arbitrarias, a veces surrealistas, y ocurría que al cabo de unos instantes cobraban un sentido cuya contundencia era irrefutable. Tenía la costumbre de rumiar cada palabra y les daba en su boca un tiempo de maduración. Es claro, nadie puede rondar el misticismo o la filosofía hablando a borbotones.
Conoció la dureza de una infancia complicada, con un padre ausente que conoció a los 46 años. Fue analfabeto hasta los 14. Trabajó duro en el campo, aunque nunca se sintió gaucho. Creía en la trascendencia tal vez por la influencia de su madre que se atrevió a decirle a Borges que no podía ser agnóstico. “Están los que creen y los que creen que no creen”, decía Facundo al hablar de Dios.
Su increíble hallazgo fue descubrir y hacer suya la certeza de que la vida alcanza para que un hombre sea rico. Una y otra vez hablaba de que la gente no está deprimida, está distraída. “Tenemos un corazón, un cerebro, ¿qué más necesita el hombre para sentir el deleite de lo que lo rodea?” Esa convicción lo llevó a viajar mucho. Es más, decía que no era un cantante, que apenas era un caminante que se atrevía a cantar.
Su prédica pacifista llevó a la Unesco a nombrarlo Mensajero Mundial de la Paz, distinción que puso muy contento a Facundo y a todos aquellos que conociéndolo muy de cerca sabían que era más que merecido. Hoy las redes sociales, las radios y canales de televisión, los diarios y muchos sitios en Internet multiplicaron su palabra, su mensaje a través de la música. Es curioso ver cómo una voz se multiplica ad infinitum después de que su dueño muere. Su palabra repetía el mismo concepto: el valor de la paz y la amenaza de la ambición.
Muchos podrán encontrar un contrasentido al hecho de que un pacifista muera a manos de los violentos. Con ayuda de la imaginería podríamos concluir en que el mismo Facundo se asombraría de esta ecuación. “Si un violento se pusiera a reflexionar sobre la impertinencia de matar a un pacifista no deberíamos llamarlo violento”, puede que acotara.
Quiero también imaginar la imposible reflexión de su propia muerte. Una y otra vez dijo que su vida había sido plena y dichosa. Que había conocido gente extraordinaria. Que tuvo la suerte que es reacia a la mayoría. Supongo que diría que se va de este mundo a aquel otro en el que vigorosamente creía sin pasar factura grande ni chica.
También me arrogo la petulancia de imaginar qué hubiera dicho en torno a su muerte a manos de asesinos. Lo imagino solidarizándose con el pueblo guatemalteco, lamentándose por los grupos violentos que lo acosan y por lo abrumados que hoy se sienten por lo que pasó. Así era Facundo Cabral, y recordándolo de esta manera, creo que haremos justicia a su prédica y enseñanzas.
Debemos asimilar este golpe transformándolo en una interpelación a nuestras conciencias. Para que reflexionemos sobre las miserias humanas y sobre la codicia que nos aniquila. Para que sepamos que “no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita”, como le gustaba repetir a Facundo tanto como citaba a San Agustín: “Sólo pide justicia, pero sería mejor que no pidieras nada.”
Los habitantes de la provincia de Buenos Aires sentiremos muy particularmente haber perdido a uno de nuestros hijos dilectos. El gobierno que encabeza Daniel Scioli interpreta cabalmente el sentir de un pueblo que hoy se encuentra consternado.
Pronto convertiremos nuestro dolor en cálido recuerdo. Acaso nos ayude a apurar ese cambio un mensaje del amigo que hoy lloramos: Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene límites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos. <
Cómo llegar muy alto volando bajito
Publicado el 12 de Julio de 2011
Por Juan Carlos D’Amico Presidente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.
No pretendía ser inteligente y lo era. Tenía todas las razones para estar resentido con la vida y no lo estaba. Andaba por lo alto de la consideración de todo un pueblo, pero a él le gustaba volar bajito.
Aunque todos nos parecemos, nadie duda de que cada ser humano es único. Pero hay algunos que no se parecen a nadie. Facundo Cabral fue uno de ellos. No pretendía ser inteligente y lo era. No ostentaba ilustración pero era un hombre cultísimo. Tenía todas las razones para estar resentido con la vida y no lo estaba. Andaba por lo alto de la consideración de todo un pueblo, pero a él le gustaba volar bajito.
Si uno quería charlar con él, más bien escucharlo, tenía que estar dispuesto a bajar un cambio. Sus frases parecían arbitrarias, a veces surrealistas, y ocurría que al cabo de unos instantes cobraban un sentido cuya contundencia era irrefutable. Tenía la costumbre de rumiar cada palabra y les daba en su boca un tiempo de maduración. Es claro, nadie puede rondar el misticismo o la filosofía hablando a borbotones.
Conoció la dureza de una infancia complicada, con un padre ausente que conoció a los 46 años. Fue analfabeto hasta los 14. Trabajó duro en el campo, aunque nunca se sintió gaucho. Creía en la trascendencia tal vez por la influencia de su madre que se atrevió a decirle a Borges que no podía ser agnóstico. “Están los que creen y los que creen que no creen”, decía Facundo al hablar de Dios.
Su increíble hallazgo fue descubrir y hacer suya la certeza de que la vida alcanza para que un hombre sea rico. Una y otra vez hablaba de que la gente no está deprimida, está distraída. “Tenemos un corazón, un cerebro, ¿qué más necesita el hombre para sentir el deleite de lo que lo rodea?” Esa convicción lo llevó a viajar mucho. Es más, decía que no era un cantante, que apenas era un caminante que se atrevía a cantar.
Su prédica pacifista llevó a la Unesco a nombrarlo Mensajero Mundial de la Paz, distinción que puso muy contento a Facundo y a todos aquellos que conociéndolo muy de cerca sabían que era más que merecido. Hoy las redes sociales, las radios y canales de televisión, los diarios y muchos sitios en Internet multiplicaron su palabra, su mensaje a través de la música. Es curioso ver cómo una voz se multiplica ad infinitum después de que su dueño muere. Su palabra repetía el mismo concepto: el valor de la paz y la amenaza de la ambición.
Muchos podrán encontrar un contrasentido al hecho de que un pacifista muera a manos de los violentos. Con ayuda de la imaginería podríamos concluir en que el mismo Facundo se asombraría de esta ecuación. “Si un violento se pusiera a reflexionar sobre la impertinencia de matar a un pacifista no deberíamos llamarlo violento”, puede que acotara.
Quiero también imaginar la imposible reflexión de su propia muerte. Una y otra vez dijo que su vida había sido plena y dichosa. Que había conocido gente extraordinaria. Que tuvo la suerte que es reacia a la mayoría. Supongo que diría que se va de este mundo a aquel otro en el que vigorosamente creía sin pasar factura grande ni chica.
También me arrogo la petulancia de imaginar qué hubiera dicho en torno a su muerte a manos de asesinos. Lo imagino solidarizándose con el pueblo guatemalteco, lamentándose por los grupos violentos que lo acosan y por lo abrumados que hoy se sienten por lo que pasó. Así era Facundo Cabral, y recordándolo de esta manera, creo que haremos justicia a su prédica y enseñanzas.
Debemos asimilar este golpe transformándolo en una interpelación a nuestras conciencias. Para que reflexionemos sobre las miserias humanas y sobre la codicia que nos aniquila. Para que sepamos que “no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita”, como le gustaba repetir a Facundo tanto como citaba a San Agustín: “Sólo pide justicia, pero sería mejor que no pidieras nada.”
Los habitantes de la provincia de Buenos Aires sentiremos muy particularmente haber perdido a uno de nuestros hijos dilectos. El gobierno que encabeza Daniel Scioli interpreta cabalmente el sentir de un pueblo que hoy se encuentra consternado.
Pronto convertiremos nuestro dolor en cálido recuerdo. Acaso nos ayude a apurar ese cambio un mensaje del amigo que hoy lloramos: Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene límites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos. <
marian- Mensajes : 1055
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Re: FACUNDO, EVITA Y PERON, UN SOLO CORAZON!!!!!!!!
[youtube][/youtube]
Gracias chicas muy buenos aportes, lamento mucho la partida de Facundo como todos, pero..el era un ser tan espiritual que nada le impidió elevarse como espíritu hacia la gloria y la Paz que siempre prodigó, esto dijo en el último recital ante 5.000 personas que lo aplaudieron de pié, “Ya les di las gracias a ustedes (…) y que después sea lo que Dios quiera, porque él sabe lo que hace”.
Su Fé era tan grande que sus palabras dejaron ver como el estaba preparado para todo lo por venir en su vida, vivió la vida en plena libertad, hasta libre del dinero, que premio mas grande el saber vivir libre de todo.
Hago mi pequeño aporte, video enviado a mi correo por mi querida amiga Isabel, gracias Isa , ya que sabes que el creía en lo ángeles como yo, y muy profundamente en nuestro ángel de la guarda, con quien venimos al mundo y nos acompaña hasta el último de nuestros días, con el llegamos y con el partimos. ángela
Gracias chicas muy buenos aportes, lamento mucho la partida de Facundo como todos, pero..el era un ser tan espiritual que nada le impidió elevarse como espíritu hacia la gloria y la Paz que siempre prodigó, esto dijo en el último recital ante 5.000 personas que lo aplaudieron de pié, “Ya les di las gracias a ustedes (…) y que después sea lo que Dios quiera, porque él sabe lo que hace”.
Su Fé era tan grande que sus palabras dejaron ver como el estaba preparado para todo lo por venir en su vida, vivió la vida en plena libertad, hasta libre del dinero, que premio mas grande el saber vivir libre de todo.
Hago mi pequeño aporte, video enviado a mi correo por mi querida amiga Isabel, gracias Isa , ya que sabes que el creía en lo ángeles como yo, y muy profundamente en nuestro ángel de la guarda, con quien venimos al mundo y nos acompaña hasta el último de nuestros días, con el llegamos y con el partimos. ángela
ángela- Mensajes : 222
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