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¡¡¡¿Y ESTOS SON "SOCIALISTAS"?¡¡¡
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¡¡¡¿Y ESTOS SON "SOCIALISTAS"?¡¡¡
ENUNCIAN PRESIONES EMPRESARIAS EN UN POLÉMICO CASO DE EXTRANJERIZACIÓN DE LA TIERRA
Binner frena una expropiación que beneficia a pequeños productores
Publicado el 16 de Julio de 2011
Por Rodolfo González Arzac
Es una estancia de 33 mil hectáreas adquiridas por una empresa italiana durante la dictadura. El socialismo traba el proyecto en Diputados, mientras la guardia rural santafesina hostiga a los 80 pobladores originales del lugar.
La estancia se llama Los Algodonales. Tiene 33 mil hectáreas y queda en el norte santafesino, en la localidad Gregoria Pérez de Denis. Allí, tierra árida, sin agua y sin luz, casi sin nada, cerca del Chaco y Santiago del Estero, se dirime un conflicto político, económico y social. Que tiene como protagonistas a un grupo empresario italiano con buena capacidad de lobby, al gobierno de Hermes Binner y a 80 familias de productores con economía de subsistencia, que fueron desalojados en 1978, soportaron otro embate en 2007 y esta semana recibieron la visita, por orden judicial, de la guardia rural Los Pumas, de la policía de Santa Fe.
Un año atrás, el escenario era algo distinto. El Senado de la provincia de Santa Fe aprobaba por unanimidad una ley para expropiar la estancia, una norma que implicaba, a su vez, un proyecto de colonización, como los que ayudaron a poblar de chacareros la provincia durante la gobernación de Carlos Sylvestre Begnis.
La norma, basada en que las tierras no pueden ser improductivas según la Constitución de la provincia y que los campesinos están instalados allí hace más de tres generaciones, había sido pergeñada por un legislador peronista, Hugo Terré. Y apoyada por el gobierno del Frente Progresista Cívico y Social.
Sin embargo, algo hizo que el apoyo del socialismo se modificara. En un año, sus diputados, que tienen mayoría en esa cámara, no trataron el proyecto. De hecho, el 1 de mayo de este año, el día de la apertura de las sesiones Legislativas, los pequeños productores, acompañados por la Federación Agraria Argentina (FAA), se convocaron frente a la legislatura para protestar por esa inmovilidad. Entre la espada y la pared, el gobierno provincial convocó a una mesa de diálogo. Que ahora corre riesgo de derrumbarse.
“Este es un caso de extranjerización de tierras, son de una empresa italiana: Beltrame”, indicó Gilda Román, una docente que vive en el pueblo conocido como El Nochero, lindante con la estancia Los Algodonales, quien fue testigo de los dos desalojos que sufrieron sus vecinos, que vio cómo algunos terminaron en barrios marginales de Buenos Aires, que se tomó el problema como uno propio.
“El senador socialista y provincial Juan Carlos Zabalza habló muchísimas veces con nosotros y tenemos una nota de cuando el ministro de la producción Juan José Bertero apoyaba el proyecto. Esos campos siempre estuvieron improductivos. Los compararon durante la dictadura. Ahora, el gobierno dice que no puede afrontar económicamente la expropiación. Pero los productores no quieren un regalo, quieren que les den un crédito. Ellos con sus vaquitas podrían pagarlo”, señaló Román.
El senador Zabalza, uno de los hombres de extrema confianza del gobernador, admitió las reuniones con los pequeños productores de Los Algodonales. “Estamos buscando una alternativa que signifique resolver el problema sin llegar al tema de la expropiación”, apuntó. “Queremos resolver efectivamente el problem, y no generar uno nuevo”, agregó.
–¿Pero ustedes no apoyaban la expropiación?
–Esto no se resuelve con una expropiación.
–¿Por qué no?
–Porque se cayó el muro de Berlín, no sé si te lo digo claro.
–¿Recibieron presiones del Grupo Beltrame?
–No hubo presiones de la empresa, no que yo sepa. Este es un problema histórico. Tiene que saber que a esta gente nunca nadie los atendió.
El Grupo Beltrame es italiano. Es la quinta acería más importante de Europa, donde tiene apostadas nueve plantas, produce cerca de 3 millones de toneladas anuales y emplea a más de 2600 trabajadores.
En 2008 se instalaron en Villa Constitución. Construyeron, financiados por el Banco Nación, una planta con capacidad para producir 250 mil toneladas anuales. En agosto del año pasado, la compañía anunció una nueva inversión de 120 millones de dólares para ampliar su capacidad a 800 mil toneladas: 300 mil de laminados y 500 mil de palanquillas.
Los productores denuncian que el grupo tiene en Santa Fe, en la actualidad, unas 240 mil hectáreas. Es al fin, el fruto de una vieja sociedad, ahora rota, con otro italiano, Domingo Iannozzi, quien en los años noventa llegó a concentrar más de 600 mil hectáreas entre Santa Fe, Buenos Aires y el sur del país. Un buen amigo del ex gobernador Carlos Reutemann.
“Lo de Los Algodonales no se resolvió porque la empresa apretó al gobierno con no hacer ciertas inversiones. Ellos nunca usaron las tierras. Las usan como capital, para sacar créditos”, aseveró Omar Príncipe, secretario gremial de Federación Agraria, que desde hace un tiempo acompaña en el reclamo a las 80 familias.
Príncipe anticipó además que por estas horas elabora una carta dirigida al ministro de Producción de la provincia para advertirle que si los policías rurales de Los Pumas siguen molestando a las 80 familias se van a levantar de la Mesa de Diálogo.
La visita de Los Pumas, con sus uniformes oliva, con sus camiones un poco turquesas otro poco camuflados, trae muy malos recuerdos entre los pobladores de Los Algodonales. No hay quien no tenga presente que en 2007, a esas mismas preguntas de los efectivos acerca de sus rodeos, las vacunas y sus marcas, le siguió una orden de desalojo, el desarraigo, un éxodo que en el departamento de 9 de Julio, según los últimos dos censos, se llevó al 35% de la población.<
Binner frena una expropiación que beneficia a pequeños productores
Publicado el 16 de Julio de 2011
Por Rodolfo González Arzac
Es una estancia de 33 mil hectáreas adquiridas por una empresa italiana durante la dictadura. El socialismo traba el proyecto en Diputados, mientras la guardia rural santafesina hostiga a los 80 pobladores originales del lugar.
La estancia se llama Los Algodonales. Tiene 33 mil hectáreas y queda en el norte santafesino, en la localidad Gregoria Pérez de Denis. Allí, tierra árida, sin agua y sin luz, casi sin nada, cerca del Chaco y Santiago del Estero, se dirime un conflicto político, económico y social. Que tiene como protagonistas a un grupo empresario italiano con buena capacidad de lobby, al gobierno de Hermes Binner y a 80 familias de productores con economía de subsistencia, que fueron desalojados en 1978, soportaron otro embate en 2007 y esta semana recibieron la visita, por orden judicial, de la guardia rural Los Pumas, de la policía de Santa Fe.
Un año atrás, el escenario era algo distinto. El Senado de la provincia de Santa Fe aprobaba por unanimidad una ley para expropiar la estancia, una norma que implicaba, a su vez, un proyecto de colonización, como los que ayudaron a poblar de chacareros la provincia durante la gobernación de Carlos Sylvestre Begnis.
La norma, basada en que las tierras no pueden ser improductivas según la Constitución de la provincia y que los campesinos están instalados allí hace más de tres generaciones, había sido pergeñada por un legislador peronista, Hugo Terré. Y apoyada por el gobierno del Frente Progresista Cívico y Social.
Sin embargo, algo hizo que el apoyo del socialismo se modificara. En un año, sus diputados, que tienen mayoría en esa cámara, no trataron el proyecto. De hecho, el 1 de mayo de este año, el día de la apertura de las sesiones Legislativas, los pequeños productores, acompañados por la Federación Agraria Argentina (FAA), se convocaron frente a la legislatura para protestar por esa inmovilidad. Entre la espada y la pared, el gobierno provincial convocó a una mesa de diálogo. Que ahora corre riesgo de derrumbarse.
“Este es un caso de extranjerización de tierras, son de una empresa italiana: Beltrame”, indicó Gilda Román, una docente que vive en el pueblo conocido como El Nochero, lindante con la estancia Los Algodonales, quien fue testigo de los dos desalojos que sufrieron sus vecinos, que vio cómo algunos terminaron en barrios marginales de Buenos Aires, que se tomó el problema como uno propio.
“El senador socialista y provincial Juan Carlos Zabalza habló muchísimas veces con nosotros y tenemos una nota de cuando el ministro de la producción Juan José Bertero apoyaba el proyecto. Esos campos siempre estuvieron improductivos. Los compararon durante la dictadura. Ahora, el gobierno dice que no puede afrontar económicamente la expropiación. Pero los productores no quieren un regalo, quieren que les den un crédito. Ellos con sus vaquitas podrían pagarlo”, señaló Román.
El senador Zabalza, uno de los hombres de extrema confianza del gobernador, admitió las reuniones con los pequeños productores de Los Algodonales. “Estamos buscando una alternativa que signifique resolver el problema sin llegar al tema de la expropiación”, apuntó. “Queremos resolver efectivamente el problem, y no generar uno nuevo”, agregó.
–¿Pero ustedes no apoyaban la expropiación?
–Esto no se resuelve con una expropiación.
–¿Por qué no?
–Porque se cayó el muro de Berlín, no sé si te lo digo claro.
–¿Recibieron presiones del Grupo Beltrame?
–No hubo presiones de la empresa, no que yo sepa. Este es un problema histórico. Tiene que saber que a esta gente nunca nadie los atendió.
El Grupo Beltrame es italiano. Es la quinta acería más importante de Europa, donde tiene apostadas nueve plantas, produce cerca de 3 millones de toneladas anuales y emplea a más de 2600 trabajadores.
En 2008 se instalaron en Villa Constitución. Construyeron, financiados por el Banco Nación, una planta con capacidad para producir 250 mil toneladas anuales. En agosto del año pasado, la compañía anunció una nueva inversión de 120 millones de dólares para ampliar su capacidad a 800 mil toneladas: 300 mil de laminados y 500 mil de palanquillas.
Los productores denuncian que el grupo tiene en Santa Fe, en la actualidad, unas 240 mil hectáreas. Es al fin, el fruto de una vieja sociedad, ahora rota, con otro italiano, Domingo Iannozzi, quien en los años noventa llegó a concentrar más de 600 mil hectáreas entre Santa Fe, Buenos Aires y el sur del país. Un buen amigo del ex gobernador Carlos Reutemann.
“Lo de Los Algodonales no se resolvió porque la empresa apretó al gobierno con no hacer ciertas inversiones. Ellos nunca usaron las tierras. Las usan como capital, para sacar créditos”, aseveró Omar Príncipe, secretario gremial de Federación Agraria, que desde hace un tiempo acompaña en el reclamo a las 80 familias.
Príncipe anticipó además que por estas horas elabora una carta dirigida al ministro de Producción de la provincia para advertirle que si los policías rurales de Los Pumas siguen molestando a las 80 familias se van a levantar de la Mesa de Diálogo.
La visita de Los Pumas, con sus uniformes oliva, con sus camiones un poco turquesas otro poco camuflados, trae muy malos recuerdos entre los pobladores de Los Algodonales. No hay quien no tenga presente que en 2007, a esas mismas preguntas de los efectivos acerca de sus rodeos, las vacunas y sus marcas, le siguió una orden de desalojo, el desarraigo, un éxodo que en el departamento de 9 de Julio, según los últimos dos censos, se llevó al 35% de la población.<
UN POCO DE HISTORIA SOCIALISTA
Permitime Alberto este agregado. A lo mejor podemos "entender", lo que en principio pareceria incoherente con el "socialismo"
La llamada “izquierda tradicional” en la Argentina ha estado representada por el Partido Socialista y el Partido Comunista. Estos grupos -de base social pequeño-burguesa y atrapados ideológicamente por el aparato difusor de ideas de la clase dominante- han configurado históricamente un modelo de fracaso.
No sólo han estado alejados de las luchas concretas de los trabajadores argentinos a partir de 1945, sino que, muchas veces, han formado parte de las coaliciones más antinacionales, antipopulares y reaccionarias que han surgido en la historia política argentina contemporánea.
Analizando las trayectorias de dos de sus más emblemáticos dirigentes -los hermanos Ghioldi- intentaremos echar luz sobre este fracaso histórico.
Las primeras noticias que tenemos de ellos los ubican en el Centro de Estudios "Carlos Marx", creado en 1912 . Esta institución sería uno de los pilares culturales en los que abrevarían aquellos militantes que se nutrirían de las interpretaciones liberal-burguesas del marxismo.
Rodolfo Ghioldi (1897-1985) se graduó de maestro y estudió -sin completar- el profesorado en Historia. Ejerció durante algunos años la docencia, pero fue dejado cesante por su militancia política. Volcó, entonces, su vocación de educador al campo del periodismo llegando a ser un publicista reconocido. Sus artículos se publicaban en El Telégrafo y Crítica.
Sus escritos, recopilados en cuatro tomos, tratan temas muy variados, desde la crítica filosófica, hasta los temas militares, políticos, historiográficos, etc. Existe en todos ellos un motivo central que les da unidad: la necesaria lucha contra la dependencia imperialista y la enunciación -teórica- de la lucha por la liberación nacional.
Fervoroso defensor del internacionalismo proletario tuvo fidelidad y consecuencia con sus ideas. No podemos dejar de reconocer que, sobre todo en la década del 30, afrontó grandes riesgos de vida por su militancia debiéndose exiliar en Brasil.
Nunca se apartó, en toda su producción, de mostrar la continuidad histórica de la lucha de los comunistas argentinos junto a la de los “próceres liberales” del siglo XIX.
A pesar de que era muy respetado entre los intelectuales del PC por su sólida formación, fue uno de los responsables -junto a Victorio Codovilla- de los vicios de una conducción partidaria que asfixió bajo el dogma soviético a otras expresiones creativas que intentaron, sin éxito, modernizar la cultura comunista.
Esta actitud llevó a que, a partir de los años 60, el comunismo perdiera su carácter de hegemónico en el conjunto de la izquierda argentina –política y cultural-. Veamos algunos ejemplos de la actuación de Rodolfo Ghioldi como custodio del dogma.
En los primeros meses de 1932 comienza a desarrollar una política de atracción de intelectuales de origen pequeño burgués hacia el partido. En virtud de esta apertura se suma Roberto Arlt quien publica, en Abril de ese año, una nota en el periódico Bandera Roja invitando a los jóvenes comunistas a dedicarse con ahínco al estudio.
Esta propuesta genera una desmesurada respuesta de Rodolfo quien plantea que el verdadero comunista no se forja con el estudio -actitud individualista- sino en la lucha de masas.
Arlt le responde con una humorada indicando que, si bien es cierto que el proletariado debe guiar al intelectual pequeño burgués, eso sucede en un país con mayoría de obreros comunistas y no en uno como la Argentina, donde el noventa por ciento de los obreros no conoce a Carlos Marx.
La respuesta de Ghioldi es lapidaria: Arlt no tiene remedio, es un intelectual pequeño burgués que desprecia las masas y que está encaminado, por su individualismo, al anarco sindicalismo.
En ese mismo año de 1932, pero en la Revista Claridad dirigida por Antonio Zamora, entra en una dura polémica con Ernesto Giudici, otro importante intelectual comunista. Este hacía una defensa del universo culturalista y antipositivista de la Reforma Universitaria de 1918 y de la importancia de la intelectualidad universitaria en un proceso de liberación nacional.
Rodolfo le contesta con la misma dureza que utilizó con Arlt: la reforma es idealista, sus intelectuales pequeño burgueses y la actitud de Giudici es la de un “cretinismo intelectual” sin límites.
En el fondo, lo que subyace en ambas polémicas es la imposibilidad, en el dogma, de otorgarle un espacio autónomo a la cultura. Hasta aquí uno podría pensar que esto fue sólo un reflejo de la coyuntura o del período obrerista del PC, conocido como “clase contra clase”, anterior a la política de Frentes Populares.
Sin embargo, no es así. Veamos otro ejemplo. En 1967 se publica el libro Revolución en la Revolución del filósofo francés Regis Debray. En él se caracteriza muy esquemáticamente al proceso revolucionario cubano haciendo especial énfasis en la importancia del aparato militar por sobre el partido político. El libro fue duramente criticado por Althusser -maestro de Debray- por no especificar las condiciones de la lucha de clases en cada país de la región. También el Che Guevara lo encontró despropor-cionadamente militarista.
Rodolfo Ghioldi se suma a la polémica con una crítica “por derecha” que utiliza el libro como excusa, para plantear con claridad el descontento de toda la izquierda tradicional con la conferencia de la OLAS y el paradigma guevarista.
En realidad, Ghioldi no cree posible que Cuba esté marchando al socialismo rompiendo los marcos del etapismo, concepto tan caro al comunismo argentino. Por otra parte, lo desespera ver cómo se va perdiendo, inevitablemente, la hegemonía comunista en el campo político y cultural de la izquierda argentina. Varios ejemplos, el mismo sectarismo.
Américo Ghioldi (1899-1984), por su parte, también maestro -egresó de la Escuela Normal en 1920- fue un dirigente importante del Partido Socialista. Fue director del periódico partidario La Vanguardia en 1925 y del quincenal Acción Socialista entre 1923 y 1929.
Al igual que su hermano fue un feroz opositor al gobierno peronista llegando a brindar apoyo civil a la intentona golpista del Gral. Menéndez en 1951. No podían haber actuado de otra manera ya que, unos años atrás, el 17 de Octubre de 1945, mientras la presencia obrera en aquella histórica plaza abría camino a un importante proceso de liberación nacional, ellos estaban en las antípodas, formando parte de la Unión Democrática.
Esta terrible equivocación histórica de legitimar “por izquierda” el frente antinacional liderado por los grandes poderes del país agrario, será la causa del repudio que recibirán de parte de la clase trabajadora tanto el Partido Socialista como el Partido Comunista.
Américo llegó, incluso, a definir como “fascistas” a las multitudes movilizadas y a calificarlas como “bandas provenientes de las barriadas fangosas de Avellaneda y Berisso”. No muy lejos quedará ubicado el periódico Orientación, bajo la influencia de Rodolfo, quién hablará de “hordas de desclasados, pequeños clanes con aspecto de murga que recorrieron la ciudad, no representando a ninguna clase de la sociedad argentina. Era el malevaje reclutado por la policía y los funcionarios de la Secretaría de Trabajo y Previsión para amedrentar a la población”
Producido el golpe oligárquico de 1955 Américo llegó a apoyar el fusilamiento del Gral. Valle tras la sublevación de junio de 1956 con una definición que lo hizo tristemente célebre: “Se acabó la leche de la clemencia”.Vergonzoso.
Como teórico estudió las particularidades de las ideas socialistas en nuestro país en su trabajo El socialismo en la evolución nacional (1946) y amplió mucho más su análisis a la historia general del marxismo en su libro Marxismo, socialismo, izquierda, comunismo y la realidad argentina de hoy (1950).
En ellos asumió una perspectiva crítica del ultra izquierdismo en correspondencia con las ideas socialistas moderadas de Henry Lefevre que compartía. También incursionó en sus análisis sobre temas pedagógicos y de historia argentina.
Como dirigente del Partido Socialista demostró un autoritarismo visceral y una tendencia –demasiado evidente- a participar de cuanto gobierno dictatorial se formara. Esta actitud quedó más en evidencia que nunca cuando aceptó el cargo de embajador en Portugal que le ofreció la última dictadura militar. Vergonzoso.
Heredero y repetidor de las monsergas de Juan B. Justo y Nicolás Repetto no supo comprender, al igual que Rodolfo, los movimientos populares argentinos (radicalismo y peronismo) lo que lo encontró, como vemos, como aliado menor de la oligarquía y las fuerzas de la reacción
La llamada “izquierda tradicional” en la Argentina ha estado representada por el Partido Socialista y el Partido Comunista. Estos grupos -de base social pequeño-burguesa y atrapados ideológicamente por el aparato difusor de ideas de la clase dominante- han configurado históricamente un modelo de fracaso.
No sólo han estado alejados de las luchas concretas de los trabajadores argentinos a partir de 1945, sino que, muchas veces, han formado parte de las coaliciones más antinacionales, antipopulares y reaccionarias que han surgido en la historia política argentina contemporánea.
Analizando las trayectorias de dos de sus más emblemáticos dirigentes -los hermanos Ghioldi- intentaremos echar luz sobre este fracaso histórico.
Las primeras noticias que tenemos de ellos los ubican en el Centro de Estudios "Carlos Marx", creado en 1912 . Esta institución sería uno de los pilares culturales en los que abrevarían aquellos militantes que se nutrirían de las interpretaciones liberal-burguesas del marxismo.
Rodolfo Ghioldi (1897-1985) se graduó de maestro y estudió -sin completar- el profesorado en Historia. Ejerció durante algunos años la docencia, pero fue dejado cesante por su militancia política. Volcó, entonces, su vocación de educador al campo del periodismo llegando a ser un publicista reconocido. Sus artículos se publicaban en El Telégrafo y Crítica.
Sus escritos, recopilados en cuatro tomos, tratan temas muy variados, desde la crítica filosófica, hasta los temas militares, políticos, historiográficos, etc. Existe en todos ellos un motivo central que les da unidad: la necesaria lucha contra la dependencia imperialista y la enunciación -teórica- de la lucha por la liberación nacional.
Fervoroso defensor del internacionalismo proletario tuvo fidelidad y consecuencia con sus ideas. No podemos dejar de reconocer que, sobre todo en la década del 30, afrontó grandes riesgos de vida por su militancia debiéndose exiliar en Brasil.
Nunca se apartó, en toda su producción, de mostrar la continuidad histórica de la lucha de los comunistas argentinos junto a la de los “próceres liberales” del siglo XIX.
A pesar de que era muy respetado entre los intelectuales del PC por su sólida formación, fue uno de los responsables -junto a Victorio Codovilla- de los vicios de una conducción partidaria que asfixió bajo el dogma soviético a otras expresiones creativas que intentaron, sin éxito, modernizar la cultura comunista.
Esta actitud llevó a que, a partir de los años 60, el comunismo perdiera su carácter de hegemónico en el conjunto de la izquierda argentina –política y cultural-. Veamos algunos ejemplos de la actuación de Rodolfo Ghioldi como custodio del dogma.
En los primeros meses de 1932 comienza a desarrollar una política de atracción de intelectuales de origen pequeño burgués hacia el partido. En virtud de esta apertura se suma Roberto Arlt quien publica, en Abril de ese año, una nota en el periódico Bandera Roja invitando a los jóvenes comunistas a dedicarse con ahínco al estudio.
Esta propuesta genera una desmesurada respuesta de Rodolfo quien plantea que el verdadero comunista no se forja con el estudio -actitud individualista- sino en la lucha de masas.
Arlt le responde con una humorada indicando que, si bien es cierto que el proletariado debe guiar al intelectual pequeño burgués, eso sucede en un país con mayoría de obreros comunistas y no en uno como la Argentina, donde el noventa por ciento de los obreros no conoce a Carlos Marx.
La respuesta de Ghioldi es lapidaria: Arlt no tiene remedio, es un intelectual pequeño burgués que desprecia las masas y que está encaminado, por su individualismo, al anarco sindicalismo.
En ese mismo año de 1932, pero en la Revista Claridad dirigida por Antonio Zamora, entra en una dura polémica con Ernesto Giudici, otro importante intelectual comunista. Este hacía una defensa del universo culturalista y antipositivista de la Reforma Universitaria de 1918 y de la importancia de la intelectualidad universitaria en un proceso de liberación nacional.
Rodolfo le contesta con la misma dureza que utilizó con Arlt: la reforma es idealista, sus intelectuales pequeño burgueses y la actitud de Giudici es la de un “cretinismo intelectual” sin límites.
En el fondo, lo que subyace en ambas polémicas es la imposibilidad, en el dogma, de otorgarle un espacio autónomo a la cultura. Hasta aquí uno podría pensar que esto fue sólo un reflejo de la coyuntura o del período obrerista del PC, conocido como “clase contra clase”, anterior a la política de Frentes Populares.
Sin embargo, no es así. Veamos otro ejemplo. En 1967 se publica el libro Revolución en la Revolución del filósofo francés Regis Debray. En él se caracteriza muy esquemáticamente al proceso revolucionario cubano haciendo especial énfasis en la importancia del aparato militar por sobre el partido político. El libro fue duramente criticado por Althusser -maestro de Debray- por no especificar las condiciones de la lucha de clases en cada país de la región. También el Che Guevara lo encontró despropor-cionadamente militarista.
Rodolfo Ghioldi se suma a la polémica con una crítica “por derecha” que utiliza el libro como excusa, para plantear con claridad el descontento de toda la izquierda tradicional con la conferencia de la OLAS y el paradigma guevarista.
En realidad, Ghioldi no cree posible que Cuba esté marchando al socialismo rompiendo los marcos del etapismo, concepto tan caro al comunismo argentino. Por otra parte, lo desespera ver cómo se va perdiendo, inevitablemente, la hegemonía comunista en el campo político y cultural de la izquierda argentina. Varios ejemplos, el mismo sectarismo.
Américo Ghioldi (1899-1984), por su parte, también maestro -egresó de la Escuela Normal en 1920- fue un dirigente importante del Partido Socialista. Fue director del periódico partidario La Vanguardia en 1925 y del quincenal Acción Socialista entre 1923 y 1929.
Al igual que su hermano fue un feroz opositor al gobierno peronista llegando a brindar apoyo civil a la intentona golpista del Gral. Menéndez en 1951. No podían haber actuado de otra manera ya que, unos años atrás, el 17 de Octubre de 1945, mientras la presencia obrera en aquella histórica plaza abría camino a un importante proceso de liberación nacional, ellos estaban en las antípodas, formando parte de la Unión Democrática.
Esta terrible equivocación histórica de legitimar “por izquierda” el frente antinacional liderado por los grandes poderes del país agrario, será la causa del repudio que recibirán de parte de la clase trabajadora tanto el Partido Socialista como el Partido Comunista.
Américo llegó, incluso, a definir como “fascistas” a las multitudes movilizadas y a calificarlas como “bandas provenientes de las barriadas fangosas de Avellaneda y Berisso”. No muy lejos quedará ubicado el periódico Orientación, bajo la influencia de Rodolfo, quién hablará de “hordas de desclasados, pequeños clanes con aspecto de murga que recorrieron la ciudad, no representando a ninguna clase de la sociedad argentina. Era el malevaje reclutado por la policía y los funcionarios de la Secretaría de Trabajo y Previsión para amedrentar a la población”
Producido el golpe oligárquico de 1955 Américo llegó a apoyar el fusilamiento del Gral. Valle tras la sublevación de junio de 1956 con una definición que lo hizo tristemente célebre: “Se acabó la leche de la clemencia”.Vergonzoso.
Como teórico estudió las particularidades de las ideas socialistas en nuestro país en su trabajo El socialismo en la evolución nacional (1946) y amplió mucho más su análisis a la historia general del marxismo en su libro Marxismo, socialismo, izquierda, comunismo y la realidad argentina de hoy (1950).
En ellos asumió una perspectiva crítica del ultra izquierdismo en correspondencia con las ideas socialistas moderadas de Henry Lefevre que compartía. También incursionó en sus análisis sobre temas pedagógicos y de historia argentina.
Como dirigente del Partido Socialista demostró un autoritarismo visceral y una tendencia –demasiado evidente- a participar de cuanto gobierno dictatorial se formara. Esta actitud quedó más en evidencia que nunca cuando aceptó el cargo de embajador en Portugal que le ofreció la última dictadura militar. Vergonzoso.
Heredero y repetidor de las monsergas de Juan B. Justo y Nicolás Repetto no supo comprender, al igual que Rodolfo, los movimientos populares argentinos (radicalismo y peronismo) lo que lo encontró, como vemos, como aliado menor de la oligarquía y las fuerzas de la reacción
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